Compara y encuentra online los pagarés emitidos por los bancos, cajas y financieras de España. Están ordenados por tipo de interés, apareciendo los más rentables en primer lugar.
Debido a las modificaciones legales y regulatorias en el mercado de productos de ahorro,
actualmente hay pocas entidades financieras que ofrezcan pagarés.
T.A.E. | Interés | Plazo | ||||
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No se han encontrado pagarés con tus criterios. |
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CrediMarket Noticias
Toda la actualidad sobre banca y su oferta de productos
El pagaré bancario se define como un documento de pago por el cual la entidad bancaria se compromete a pagar una cantidad después un plazo de tiempo determinado (vencimiento).
El pagaré bancario se considera un producto de renta fija , en este caso privada, ya que es una entidad bancaria quien la emite y quien se compromete a pagar un interés al vencimiento.
El funcionamiento de un pagaré bancario es sencillo. Al hacer la inversión entregamos un dinero al banco a cambio del pagaré, que es el compromiso de pago del emisor. El plazo suele ser corto, va desde un día hasta dos años. Si no necesitamos el dinero invertido y esperamos al vencimiento recibiremos el capital suscrito más el interés pactado.
Si, por alguna razón, necesitamos recuperar el dinero antes de la fecha de vencimiento para atender alguna eventualidad entonces debemos acudir al mercado secundario de renta fija denominado AIAF (Asociación de Intermediarios de Activos Financieros). La dinámica de este mercado secundario es parecida a la de la Bolsa con lo que supone estar a expensas de la ley de la oferta y la demanda. Por tanto, el pagaré puede valer más o menos según dicte el mercado.
Si consideramos la inversión como el equilibrio entre el triángulo compuesto por liquidez, rentabilidad y riesgo, el pagaré ofrece una buena rentabilidad si se mantiene al vencimiento y muy poca o ninguna liquidez por el poco movimiento actual de dicho mercado secundario.
En cuanto al riesgo, la devolución esta garantizada por la solvencia de la entidad con la que contratamos y, a diferencia de los depósitos, no está respaldado por un Fondo de Garantía. En caso de quiebra de la entidad, seríamos unos acreedores ordinarios sin cobertura para nuestra inversión.
Podemos afirmar que son seguros porque como toda inversión en renta fija, esta supervisada por la comisión nacional de mercados de valores (CNMV). Por esta supervisión se limita el fraude y se obtienen garantías de supervisión de los bancos y cajas. Sin embargo, esto no excluye que, como toda inversión, los pagarés comportan un riesgo. Se puede perder dinero, generalmente si no se puede esperar al vencimiento.
Además en caso de quiebra de la entidad que los emite, los pagarés no disponen de ningún fondo público similar al Fondo de Garantía de Depósitos que de cobertura a la inversión. Es la propia entidad bancaria quien responde con su propia solvencia.
Con ambos productos el banco capta clientes y capital necesario para aumentar sus operaciones.
La principal diferencia entre pagarés y depósitos es que los primeros son productos considerados de renta fija y por tanto negociables, lo que conlleva la supervisión del producto por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Sin embargo, los depósitos, las cuentas a la vista y de ahorro, las cuentas a plazo o las cuentas en divisas, no son un producto negociable. Además están directamente supervisados por el Banco de España.
Esto se traduce en tres diferencias fundamentales:
Actualmente, en términos de rentabilidad es mejor contratar un pagaré. En términos de liquidez y riesgo la contratación del depósito es la mejor elección.
Esto es debido a diversos factores:
Un pagaré carece de cancelación anticipada antes del vencimiento. Por ello, intentar obtener liquidez a cambio del pagaré suele comportar pérdidas que pueden superar la rentabilidad obtenida inicialmente.
Esto es debido a que un pagaré es una obligación de renta fija, supervisada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores y negociable en mercados secundarios. Por la estructura de dicho mercado la negociación es compleja y lenta y suele suponer una perdida de valor del capital invertido en el pagaré.